NUESTRO FUTURO TIENE MUCHO QUE VER CON LA CONFIANZA
(Por Ramón D. Marín)
Dios es grande, Dios es amor, Dios es perfecto, Dios provee... y siempre ha estado con nosotros a lo largo del camino.
Quizá nosotros, sus amados hijos, estemos en desacuerdo sobre los pormenores de su apariencia y porqué no tiene alas como los ángeles, o si es hombre o quizás mujer, o cuánto tiempo se tomó la creación, etc., pero una de las cosas que todos de seguro sabemos es que Él habita también en nuestros corazones.
Todas las fuerzas del Bien... (en el cielo... en la tierra... y en cualquier otro lugar...) son sus aliadas. Las fuerzas del Bien viven aquí y allá y en todas partes, como también las fuerzas del mal; aunque en mucha menor cantidad.
Cuando nos regaló la naturaleza y nos encomendó la misión de ser sus reyes; también nos proveyó de talentos... destrezas... habilidades;... inclusive de inteligencia superior y el placer del aprendizaje; aun así, no nos dio los detalles de lo que tendríamos que hacer con ellos porque sabía que habríamos de encontrar ese equilibrio nosotros mismos en un mundo siempre cambiante.
Nos regaló la libertad porque sabía que nos agradaría y que la necesitaríamos todo el tiempo para tomar las decisiones en nuestros propios reinos; ahí es donde viene la sabiduría; para que no convirtamos a otros, o a nosotros mismos, en víctimas de tan sagrado don. Vivimos en el planeta más opulento del sistema solar; así pues, es sumamente desafortunado que el bienestar material del ser humano pueda llegar a ser más difícil de alcanzar que el bienestar espiritual: creer en Dios y confiar en Él, poder confiar los unos en los otros, creer en ti mismo porque sabes que eres ese tipo de persona en quien se puede confiar...
¿DE DÓNDE PROVIENE LA DESCONFIANZA?
En un principio éramos felices hasta que llegó un momento en que se acabó "la superabundancia". Este evento, (combinado con una posible ausencia/insuficiencia de [reglas de juego]/leyes, más el instinto de supervivencia) generó una serie de desarreglos del corazón (las cuales no son heredadas por el ser humano sino aprendidas) tales como: la codicia, el egoísmo, la deshonestidad, la deslealtad, la traición, la envidia, la indiferencia ante el dolor ajeno, el irrespeto por los derechos de nuestros semejantes, muy probablemente "el asesinismo" y el robo, etc. Aunque los seres irracionales parecen no tener reglas de juego, pero dicen los que saben que sí las tienen...
Algunos dirían que estos desarreglos van a estar con nosotros por siempre, pero los que confiamos en Dios y en la naturaleza del ser humano, creemos que las perspectivas son alentadoras. Reconocemos que todos los seres humanos soñamos con hacer algo por el futuro de nuestro planeta (el cual es el futuro de los seres humanos). Es sólo cuestión de tener esa oportunidad.
Consideremos las siguientes reflexiones:
Líderes honestos, comprometidos con la tarea de servir/(hacer el bien) al prójimo, y no sólo a las élites en el poder. Todos nosotros, incluyendo a nuestros líderes y a las élites mismas, al parecer estamos atrapados en un círculo vicioso.
Si nuestros líderes están atrapados en un círculo vicioso, entonces debemos darles gran apoyo, a todo nivel, para generar/implementar programas de modernización/globalización/socialización/(justicia social)/ humanización.
Compromiso social de la empresa privada.
Globalización económica/política/social/etc.
Cómo lograr que los gobiernos y la empresa privada inviertan en la erradicación de la pobreza.
(Modelos de empresa)/(sistemas económicos) que neutralicen/ecualicen/substituyan la rapaz codicia y aseguren una distribución equitativa/igualitaria de los bienes materiales suministrados por Dios, no para el bienestar de unos pocos solamente, sino el de todos.
Sistemas políticos que garanticen el respeto por los sagrados derechos individuales y de las minorías: no sólo como parte de una estadística sino también como personas. Sin justicia/(justicia social) humanista/humanizada/humanística/(orientada hacia el ser humano), las indefensas personas no podríamos sentir más que miedo y desconfianza hacia el aparato del estado.
Desmonte gradual de las fronteras nacionales, con el consiguiente fortalecimiento de un ente administrador global.
Muchos más acontecimientos pacíficos encaminados hacia alcanzar un mundo sin fronteras.
Como consecuencia de lo anterior, millones de vidas salvadas y la desaparición de la brecha entre países ricos y pobres.
El presupuesto y máquina mundial de la guerra usados con fines pacíficos.
Ahora sólo hay que pensar en cómo podemos romper el círculo vicioso.
A medida que las diferencias económicas, a nivel global, se vuelvan menos oprobiosas, la codicia desaparecerá, generando, como reacción en cadena, la extinción de los susodichos desarreglos. Y cuando la "prosperidad económica individual" ya no tenga sentido, será sustituida por el amor al prójimo y el deseo de ser una persona útil a la comunidad: el deseo de ser enfermero/médico/agricultor/profesor/vendedor/(trabajador de la construcción)/científico/etc. (lo mismo que el estatus social de las profesiones) será directamente proporcional al servicio que le estaríamos prestando al prójimo/la sociedad.
Por todo esto y por mucho más sabemos que con la ayuda de Dios, y la de los seres humanos, las fuerzas del Bien prevalecerán por siempre, también en la tierra, sobre las fuerzas del mal. Hasta podemos decir, con certeza, que cuando invocamos su ayuda, mientras más necesitemos más nos dará.
¡Qué sean nuestros corazones placenteros santuarios de paz donde Dios vive!
Love ♥ Peace
Ramón
P.D. abril, 2013: He sabido recientemente que la configuración de la cuestión moral en el ser humano tiene bases biológicas en un porcentaje alto. Aún así, pienso que sucede lo mismo que sucede con otros problemas (como el alcoholismo o la drogadicción): que al parecer se hereda una cierta predisposición pero no el vicio en sí (http://www.medicalnewstoday.com/releases/75738.php). O sea que el ejemplo recibido en el entorno familiar, de pares, escolar, conyugal (y seguramente también en los medios masivos de comunicación) es el factor determinante. La anterior afirmación es una hipótesis más o menos fácil de probar o desmentir por métodos científicos.
Me siento compelido a mencionar aquí que la razón para que se hayan cometido atrocidades a lo largo de la historia (no sabemos mucho de la prehistoria) es no debido a que los seres humanos sean malos por naturaleza sino porque los seres humanos se han visto envueltos en intrincados laberintos cuyas soluciones no han sido fáciles de encontrar (como la guerra). Se pueden mencionar muchas razones para esa tardanza en encontrar las soluciones, pero la más importante creo que es que el pensamiento/sentimiento/corazón humano avanza/evoluciona (hasta cierto punto) en orden/armonía/conjunto (también la ciencia). No se hubiese podido inventar el teléfono sin antes haber inventado la electricidad. Como ejemplo de la evolución del pensamiento/sentimiento/corazón podemos pensar en cuánto nos vamos a demorar en superar la etapa del trabajo por una paga y las consecuencias positivas que este evento va a tener en la manera en que vemos todo lo que nos rodea (de acuerdo a los sistemas de valores que predominan un ser humano vale por el dinero que tiene o gana). Otro ejemplo podría ser la relación canibalismo, carnivorismo, veganismo; o cuánto tiempo hace que se llegó a la conclusión (en algún lugar por primera vez) de que quitarle la vida a una persona era un acto atroz que debía ser castigado; y compararlo con la proyección que se tiene de que en el futuro las cárceles van a ser cosa del pasado (entre otras cosas porque habrá menos espacio para el crimen entre los seres humanos del futuro).
"Llegará una época en la que nuestros descendientes se asombrarán de que ignoráramos cosas que para ellos son tan claras... Muchos son los descubrimientos reservados para las épocas futuras, cuando se haya borrado el recuerdo de nosotros. Nuestro universo sería una cosa muy limitada si no ofreciera a cada época algo que investigar... La naturaleza no revela sus misterios de una vez para siempre." (Séneca, Cuestiones naturales, libro 7, siglo primero en Carl Sagan. “Cosmos.” Pág. 2).