POR QUÉ  DIOS Y EL UNIVERSO SON SINFRONTERISTAS

(Por Ramón D. Marín)

En el mundo perfecto no existen las confrontaciones bélicas, ni catástrofes de magnitud global pero como nuestro mundo está lejos de perfecto existe alguna probabilidad de que cosas como esas sucedan. Nuestro planeta es un conjunto de aglomeraciones de personas que funcionan aisladas unas de otras, en las que unos pocos se han ido apoderando de los bienes y recursos pertenecientes a la humanidad para beneficio particular, en un acertijo de egoísmo planetario, cuya solución nada que se acierta en encontrarse. Sin embargo, las probabilidades de que suceda una confrontación nuclear son bajas a pesar de que la cuestión política, económica y hasta tecnológica anda enredada. El ser humano ha sido dotado con el ingenio suficiente para encontrarle solución a los problemas que la vida le propone, inclusive el de la posibilidad de autodestrucción por enredamiento y guerra nuclear. Pero si estos cálculos estuviesen equivocados, al parecer quedaría sólo esperar a que algunos alcanzasen a sobrevivir para repoblar el planeta.

Una explosión cósmica vista desde una nave espacial

Como nuestro mundo no es perfecto, deben también existir los extraterrestres los cuales (en caso extremo) salvarían al menos a unos cuantos afortunados; quienes estarían destinados a repoblar el planeta (junto con los que se lograsen salvar solos) después de que se generasen nuevamente las condiciones propicias para la vida.

Para que los bienes y recursos pertenecientes a la humanidad sean distribuidos de manera equitativa (de acuerdo a las necesidades de la población y no como resultado de los más glotones apoderándose de todo para beneficio particular), para que se llegue a soluciones en cuanto a los problemas más urgentes que penden sobre el presente y el futuro de nuestro planeta y para que de esa manera se atenúe el peligro de confrontaciones bélicas producto de enredamientos del orden global, el Mundo Sin Fronteras debe hacerse realidad.

Tal es la necesidad del Mundo sin Fronteras que a los anhelos expresados en los anteriores párrafos debe agregársele lo siguiente: Nuestros amigos alienígenas deberían también emplear todo su potencial tecnológico y capacidad de convocatoria (mucho antes de que se enredase la cuestión) para promover el Mundo Sin Fronteras y evitar que todo un planeta, con todos sus habitantes, animales y plantas se situase a las puertas de la destrucción, que una obra que había tomado 4.500 laboriosos millones de largos años en ser esculpida se pudiese borrar súbitamente con una decisión irracional de algún político deseoso de jugar a la guerra, o por la codicia de las grandes corporaciones o la carrera económica, armamentista o tecnológica de, precisamente, los países más ricos del mundo. Tocó arriesgarnos en terrenos que durante mucho tiempo se ha negado su existencia; porque en temas del futuro las cuentas arrojan resultados fragmentarios sin la variable de los extraterrestres.

Hagamos entonces el ejercicio de aceptar que hay vida en otros planetas y que hay civilizaciones muy antiguas (recordemos que el Universo tiene 13.700 millones de años de antigüedad y nuestro sistema solar sólo 4.500 millones) e hipoteticemos que estas civilizaciones antiquísimas tienen algún tipo de reglas de juego (o alianza construida a lo largo de millones de años de experiencia) que les ayuda a movilizarse por el espacio sideral y utilizar los recursos del mismo sin que tengan que verse involucrados en confrontaciones bélicas producto de intereses en conflicto.

Olvidémonos por un momento de probabilidades de guerras nucleares (o catástrofes mundiales) y pensemos en algún país (cualquiera que éste fuese) que tomase la delantera global en materia tecnológica, alarguemos nuestra perspectiva y pensemos en el momento en que se llegue a una hipotética colonización de planetas (como la que se está proyectando hacia el futuro). La primera consideración sería que unos cuantos se estarían apoderando de los recursos del espacio exterior (recursos que fueron puestos allí para beneficio de todos y no para usufructo particular de unos cuantos). La segunda consideración sería que estaría comenzándose a generar una situación que podría (no necesariamente en el largo plazo) ser percibida por civilizaciones extraterrestres como una amenaza. Es decir, comenzaría a entrarse cada vez más en conflicto con los intereses de la hipotética alianza interestelar.

¿Qué se supone, entonces, que haría una civilización extraterrestre (o alianza de planetas de las galaxias circunvecinas) al ver sus intereses (o los de los seres del Universo) amenazados?: 1) ¿se quedarían esperando hasta que llegase el momento de una confrontación bélica con los habitantes del tercer planeta de aquel sistema solar ubicado en los confines de la vía láctea?, 2) ¿se produciría inmediatamente un acercamiento para proponerle a los habitantes de aquel planeta formar parte de la hipotética alianza intergaláctica?, 3) ¿se realizarían acciones (cuales quiera que ellas fuesen) tendientes a promover el Mundo Sin Fronteras en aquel planeta que está necesitado de un gobierno global fuerte que pudiese llevar a cabo una distribución equitativa (de acuerdo a las necesidades de la población) de los bienes y recursos pertenecientes a la humanidad y que pudiese ser un interlocutor válido para conversaciones con la AI?

La opción 1) es descartable inmediatamente porque no sería compatible con la experiencia archimilenaria de las civilizaciones más antiguas. La opción 2) parecería lógica, sólo que no nos sería difícil imaginar que obviamente no van a querer establecer 400 convenios con 400 interlocutores. Por esta razón, sería factible que la opción 3) fuese la voluntad de los líderes de aquella alianza interestelar. Esta opción explicaría el que nos hayan estado visitando (según se ha dicho) desde hace largo tiempo.

Como evidencia de que al conglomerado intergaláctico le interesa la idea de un Mundo Sin Fronteras (opción # 3) se podría mencionar que:

  • La Alianza Intergaláctica tendría como fin primero el ser guardianes de la paz, el orden cósmico y otros estándares establecidos a lo largo de la experiencia cósmica; por lo tanto deben preocuparse por que las civilizaciones ingresen a la alianza y que estén en condiciones de hacerlo llegado el momento.

  • Si el orden cósmico implica estándares, varios o muchos de ellos tendrían que alcanzarse antes de pertenecer a la alianza cósmica.

  • No es confiable ni práctico tener 200 acuerdos sobre el mismo tema mientras en un Mundo Sin Fronteras se podría solucionar dialogando con 1 único interlocutor.

  • No sería práctico ni justo que la Alianza Intergaláctica tuviese que sentarse a esperar a que un potencial invasor (que en otras colonizaciones ha demostrado ser beligerante) llegase a perturbar la paz y el orden existentes en el Universo. Van a querer tener un acuerdo antes de que tengamos capacidad de llegar hasta donde sus intereses se vean amenazados.

  • Para una alianza intergaláctica sería más barato ayudar a implementar estrategias para alcanzar los estándares intergalácticos que sentarse a esperar a que llegue el invasor.

  • Seguramente existen muchos peligros en un encuentro/choque de 2 civilizaciones; lo cual debe haber sucedido millones de veces en el Universo y ha sucedido muchas veces en la Tierra.

  • Al parecer, existen indicios de que nos han estado visitando durante mucho tiempo.

  • Si nos han estado visitando es porque tienen algún interés en nuestro planeta.

Es decir, asumamos que la opción 3) es verdadera, considerando además las razones arriba mencionadas. Aquí la teoría/modelo se enfrentaría con varios interrogantes a saber: i) ¿de qué tipo de acciones estaríamos hablando?, ii) ¿en dónde se sucederían dichas acciones?, iii) ¿cuándo se sucederían dichas acciones? EL interrogante ii) se prestaría para demasiada conjetura (aunque el Mundo Sin Fronteras no es ninguna conjetura). Sin embargo, es importante considerar la opción i) proyectándonos al tiempo en que la AI considere que el palo no está como pa’ hacer cucharas: Muy probablemente comenzarían a producirse algunos “cuidado con eso muchachos” seguido de otros cuantos “alto ahí jóvenes” justificados desde el punto de vista de las fuerzas interestelares viendo como nos convertimos en una amenaza con numerosos intentos de privatización del espacio sideral. Tal vez se argumentaría que la riqueza del espacio sideral fue puesta en su lugar para beneficio de todos y no para usufructo de 2 ó 3… Es lógico pensar que dichas fuerzas echarían mano de todos los argumentos posibles para justificar los irremediables “quieto en primera”.

Examinemos ahora el interrogante iii); el cual parecería de fácil respuesta. Me inclino a pensar que al parecer falta mucho tiempo para que se formase parte de una alianza de tal índole porque lo que hemos observado en materia de alienigenismo es que al parecer a los intereses generales del cosmos le convendría nuestra membrecía sólo cuando llegase el momento y no cuando a nosotros se nos abriese el frenesí. ¿Y cuándo habría llegado el momento? Probablemente cuando nuestra capacidad de movilizarnos por el espacio sideral nos llevase hasta “territorios” considerados no pertenecientes a los habitantes de aquellos planetas cuyo epicentro se encuentra en el tercer planeta de aquel sistema solar ubicado en los confines de la vía láctea.

Sin embargo, mis sinceras simpatías por las causas justas me impelen a decir que probablemente se comenzarían (con la suficiente antelación) campañas tendientes a alcanzar los estándares mencionados anteriormente, que involucrarían a personas conmovidas por la cuestión lo suficientemente como para ponderarla desde el punto de vista de las fuerzas del Bien, ¡heme aquí!

Una enorme nave espacial con algunas naves pequeñas volando a su alrededor

En ningún caso creo que unas fuerzas del Bien Intergalácticas esperarían a que estuviese demasiado cerca algún intento de colonización. Seguramente, en virtud a estándares establecidos, no se limitarían a observar como un planeta como el nuestro (que muy probablemente les es querido por muchas razones) se acerca cada vez más hacia la auto destrucción o se deja llevar por la inmoralidad de la apropiación por parte de unos pocos de los bienes siderales y planetarios para beneficio particular. El Mundo Sin Fronteras sería entonces un objetivo más evidente y deseable para las fuerzas interestelares que para las mismas fuerzas participantes en el conflicto. Por lo tanto, creo que impulsados por la experiencia del mismo hecho sucedido (tal vez millones de veces) en las profundidades cósmicas, se convertirían en promotores del Mundo Sin Fronteras para que éste se conformase antes de algún intento de colonización. Este sistema fijaría reglas de juego acordes con la mejor concepción del bien común. Un gobierno global sería más un interlocutor válido para efectos de conversaciones/negociaciones con una Alianza Intergaláctica que un conjunto de aglomeraciones de personas y fuerzas dispares carentes prácticamente de toda cohesión global.

Si el papel de las fuerzas del Bien en la Tierra se realiza con miras a intereses particulares entonces las fuerzas del Bien serían más bien las fuerzas del mal. Si se desempeña bien la misión de difundir el Bien, sin lugar a dudas habrá consecuencias positivas (hoy o mañana, de una o de otra manera); si se desempeña mal la misión, podrían haber ganancias materiales en el corto plazo para unos cuantos, pero se estaría yendo en contra del Propósito Universal. Aun si no existiesen las fuerzas del Bien en el Universo (pero SÍ existen), las consecuencias negativas dudo que se demorasen en aparecer. Ir en contra del propósito Universal desequilibra fuerzas cósmicas/interdimensionales, y no precisamente a favor del agresor. Actuar con miras a la Visión Eterna es hacer lo correcto desde el comienzo de tal manera que los engranajes van encajando en sus lugares como las piezas de un rompecabezas.


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